La historia de la cripta se integra en la de la Hermandad de la Oración y de la Muerte, también llamada Cofradía del Santo Sepulcro, cuyos miembros se preocupaban por dar en este lugar digna sepultura a los cadáveres de pobres y marginados. Se accede a la cripta a través de una trampilla situada en el centro de la nave; tres cámaras giradas en forma de tonel, utilizadas originalmente para entierros, constituyen el espacio del hipogeo; en una de las salas se encuentra un sepulcro de obra, probablemente destinado a albergar el cuerpo de un personaje ilustre. En las paredes de las distintas salas hay restos de pintura al fresco; la pintura más relevante representa la muerte, retratada como un esqueleto envuelto en un manto de armiño y con la hoz en la mano. En la hoja de la guadaña es legible una elocuente inscripción: Nemini parco (no perdono a nadie).
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