Los dominicos llegaron a Cagliari en 1254, donde constituyeron una comunidad en el barrio Villanova; aquí edificaron una iglesia conventual en el punto donde se encontraba una antigua iglesia benedictina dedicada a Santa Anna, posteriormente integrada en el claustro. Al principio se mantuvo su dedicación a Santa Anna, pero más tarde la estructura fue denominada Convento de Castel di Castro. Durante la dominación aragonesa el edificio fue reconstruido en estilo gótico-catalán, a expensas de los soberanos de Aragón, y el rey de España Carlos V le concedió el título de Real Convento. En 1943, tras los bombardeos sobre la ciudad, la estructura resultó completamente destruida.
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