Introducción
Cagliari es la ciudad principal de Cerdeña, con un área metropolitana de casi medio millón de habitantes. La capital de la isla tiene una historia milenaria, cultura, naturaleza, turismo de sol y playa y vida nocturna, una mezcla atractiva que fascina al visitante, intrigado por las vistas del Castello, las murallas y los restos romanos, el mar de Cerdeña, así como por el dinamismo de una ciudad sorprendentemente viva.
El aeropuerto
Cagliari está conectada con las principales ciudades europeas a través del aeropuerto internacional de Elmas. Hay varias formas de llegar del aeropuerto al centro de la ciudad: todos los trenes que llegan a la estación de Piazza Matteotti, que se encuentra en el centro de la ciudad, tienen una parada en la estación del aeropuerto; como alternativa, hay servicios de taxi, NCC o alquiler de coches.
Puerto y estación de tren
El puerto de Cagliari es un importante punto de atraque para buques de línea (desde Génova, Roma-Civitavecchia, Nápoles y Palermo) y cruceros que navegan por el Mediterráneo. La ciudad está conectada por tren a Sassari-Porto Torres y Olbia. Tanto el puerto como la estación de tren se encuentran cerca del centro de la ciudad.
Transportes
Desplazarse en Cagliari es muy fácil: la red de transporte público está formada por el metro y los autobuses urbanos e interurbanos. También es posible utilizar taxis o alquilar un coche privado en el centro de la ciudad o en el aeropuerto.
Territorio
Cagliari es un ecosistema perfecto. Una ciudad suspendida entre cielo, tierra y aguas. El agua en Cagliari no es solo mar. A un paso de la playa se encuentran lagunas y oasis naturales únicos en Europa. En las antiguas Salinas, que al atardecer se tiñen de matices rojo-púrpura, los elegantes flamencos rosas han encontrado un hábitat ideal. La ciudad está bordeada al este por el estanque de Molentargius, un parque natural que constituye el hábitat perfecto para numerosas especies vegetales y animales. Por su parte, al oeste encontramos el estanque de Santa Gilla, un lugar mágico que remonta a los primeros asentamientos cartagineses. Construida sobre siete colinas que representan otros tantos barrios de la ciudad (Castello, Tuvumannu, Tuvixeddu, Monte Claro, Monte Urpinu, Bonaria, San Michele), Cagliari tenía su núcleo originario en el barrio de Castello, zona de la que era posible dominar toda el área circundante. El pulmón verde de la ciudad es el tranquilo Jardín Botánico, que, a la sombra de sus ficus seculares, alberga antiguas cisternas romanas y rarísimos ejemplares de la flora Mediterránea y tropical. Desde la cumbre de las colinas de la ciudad se puede disfrutar de imponentes vistas como: los Jardines Públicos y del Terraplén, Monte Urpinu, Colle di San Michele y parque de Monte Claro.
Historia
Cagliari guarda la historia y la memoria de las antiguas civilizaciones que se han sucedido en la ciudad. A lo largo de los siglos, los pueblos que vivieron en Cagliari han sido tan numerosos y diferentes que le han proporcionado un carácter abierto y acogedor. Entre sus calles, el recuerdo de las diferentes civilizaciones: la púnica en los restos de la necrópoli de Tuvixeddu, la Karales Romana, como testimonia el gran anfiteatro, la bizantina con la basílica de San Saturnino, la pisana con las altas Torres, hasta llegar a la piamontesa, con el maravilloso Palazzo Regio. Se redescubren huellas y rastros milenarios entre las estrechas calles, en otros tiempos recorridas por carros y carruajes. Tras recorrer pocos metros, entre antiguos y nuevos palacios, de pronto se descubre la emoción de fascinantes monumentos que cuentan la historia de la ciudad. La visión de Cagliari desde el mar, lleva a la sugestión de entrar en una ciudad escénica, fácil de mirar por la inmediatez de los panoramas, y múltiple en el constante cambio de puntos de vista. El sabor africano de las palmeras y el amarillo calizo se diluyen en una arquitectura marcadamente occidental, la combinación de características, tan diferentes entre ellas, hace que la ciudad sea única en su variedad. Fundada en pleno Neolítico (6000-3000 a.C.), Cagliari se convirtió, solo muchos siglos después, en una auténtica ciudad gracias a los dominadores fenicio-púnicos, que aprovecharon la favorable posición geográfica en el centro del Mediterráneo para transformarla en un puerto comercial muy transitado. Después de la primera guerra púnica (siglo III a. C.), Cagliari pasa a estar bajo el dominio de Roma, de la cual aún conserva importantes hallazgos y testimonios, como el Anfiteatro Romano y la Villa di Tigellio. Con la difusión del cristianismo, la ciudad entró en contacto con personalidades destacadas por ejemplo San Agustín, para luego entrar en una fase de decadencia bajo los vándalos y recuperarse con el regreso del Imperio bizantino. Este periodo se caracterizó por e surgimiento de los giudicati (siglos IX-X d. C.), una forma de autonomía local que permitió a las poblaciones de la isla una relativa independencia y autodeterminación. Sin embargo, en el siglo XIII d. C., coincidiendo con el declive del giudicato cagliaritano, se instalaron en la ciudad los pisanos. Ellos fortificaron la parte alta de la ciudad, aislándola a través de un sistema de bastiones y fortalezas, aún visibles hoy en día en los barrios de Castello, Stampace, Marina y Villanova. Apenas un siglo después, en 1324, llegó el turno de los aragoneses, que más tarde se unió a la corona catalana para formar el Gobierno Español, una administración que generó un gran descontento en la población. La situación no cambió hasta 1717, con el Tratado de Utrecht. Al año siguiente, después de una frágil dominación austriaca, Cagliari y Cerdeña pasaron a los Saboya. Inició así una época de grandes intervenciones urbanas que fueron emancipando a la ciudad de su condición de ciudad fortificada en favor de un desarrollo más racional, mediante obras útiles y valiosas. Tras la Segunda Guerra Mundial, Cagliari vive una nueva vida: alrededor del núcleo urbano histórico empezó a crecer una nueva ciudad. En solo 20 años, de 1951 a 1971, se duplicó el número de casas, atrayendo a la población de los alrededores y sentando las bases del área metropolitana actual. Cagliari se presenta hoy como una ciudad compleja, dividida entre su patrimonio histórico y cultural y lo moderno, una capital que, sin embargo, se ha desarrollado a lo largo de los años en total armonía con el territorio que la rodea, que es tanto parte integrante como sello distintivo de la misma.
Crediti
"La traduzione in spagnolo e la revisione dei testi sono state realizzate dagli studenti del Corso di laurea in Lingue e Comunicazione dell'Università di Cagliari - coordinati dalla docente M. Cristina Secci - e del Máster en Traducción e Interculturalidad della Facultad de Filología della Universidad de Sevilla -coordinati dalla docente Leonarda Trapassi"